NICOLÁS
MADURO MOROS EN REVOLUCIÓN PERMANENTE BOLIVARIANA-CHAVISTA
Miguel Ángel del Pozo Rosquete
Una
revolución y su proceso en perfectibilidad dialéctica son cosas muy serias que
no se deberían tomar a la ligera; es decir, cuando se está inmerso en un proceso
revolucionario es de obligación intelectual leer, estudiar, reflexionar,
abstraer, sacar conclusiones de hechos pasados y concluir con algunas ideas
cuales en sus praxis se confrontarán con sus aciertos y con sus errores.
Nicolás Maduro, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela |
Pero,
quizás, una de las muchas variables presentes en un proceso revolucionario son
las confrontaciones personales por diferencias de criterios abstractos, por
experiencias vividas, por asuntos personales, e incluso, curiosamente, por
envidias. Somos seres humanos.
En
el caso venezolano el proceso revolucionario y su revolución no son de reciente
data como, quizás, se pudiera concluir de discursos en público como en privado
de dirigentes quienes sin precisar, en algunas y frecuentes ocasiones, las
temporalidades revolucionarias que se han expresado y manifestado, con
valentía, en diferentes momentos históricos desde aquel año de 1928 cuando un
grupo de estudiantes universitarios expresaría sus protestas de manera peculiar
a aquel gobierno dictatorial del general Juan Vicente Gómez.
Aquella
expresión revolucionaria con sus actores, nos
consideramos, podrían haber estado influidos por aquella revolución
bolchevique de aquel año de 1919 en aquel país ruso cuando obreros y
campesinos, primeramente, en los albores de la Primera Guerra Mundial, se
manifestaron en San Petesburgo, para, en sus desarrollos sociales terminar
expresándose en Moscú cuando, primero los mencheviques y, posteriormente, los
bolcheviques dijeron “…hasta acá ha llegado el zarismo…”.
Aquel
acto histórico, en la totalidad de su proceso, impactó profundamente a los
movimientos sociales y políticos que ya venían siendo alimentados desde las
expresiones sociales de reunión y protesta que se ejecutaron durante gran parte
de aquel siglo XIX.
Pero
aquellas realidades sociales tanto del siglo XIX como de principios del siglo
XX se vieron influidas por el proceso en permanente evolución no solo del
sistema capitalista sino también de su expresión político-económica y jurídica
titulada como “imperialismo”. Es decir, que los movimientos sociales de
obreros, campesinos y pueblo-base con algunas incorporaciones de clases medias
comerciantes y empresariales se habían expresado al unísono del desarrollo
sistémico-capitalista y sus íntimas crisis estructurales.
Es
decir, todo el sistema jurídico que se le iría imponiendo a la China manchú
como a la China republicana en el marco del lógico desarrollo del capitalismo
nacional y mundial en su propia dialéctica interna tenía que llegar a sus
lógicas contradicciones tanto a lo interno-nacional como al necesario y
obligante control externo-mundial por las potencias en sus propios desarrollos
internos; es decir, primeramente, Gran Bretaña junto con la incorporación
inevitable de las testas coronadas europeas asomándose a las puertas de entrada
la naciente nación norteamericana en su proceso tanto de expansión territorial
como de sus expansiones allende sus costas caribeñas, fundamentalmente, como su
obligante presencia en el Pacífico japonés y chino.
Es
en ese proceso histórico-dialéctico que los EEUU de América suscribe una ley
como ley de Estado titulada como
“Doctrina Monroe” con sus adjetivaciones definidas como “América para los
americanos” junto con el cintillo vulgar de “patio trasero”. Aquel proceso
dialéctico, en el marco de la globalización de las confrontaciones
inter-imperios-europeos, es cuando Washington propone la “Doctrina de Puertas
Abiertas” con la finalidad no solo de ser partícipe importante en las
diatribas, contradicciones y reparticiones que se venían desarrollando durante
todo el siglo XIX en los países capitalistas junto con el imperio británico a
su cabeza en la globalidad de los mercados en toda su transversalidad para así
poder Washington obtener “cabezas de playa” acá y acuyá donde hubieran
“materias primas” que le permitiera no solo sus explotaciones extra-nacionales sino,
al tiempo, mantener sus reservar internas ante los desarrollos en permanente
contradicciones de los imperios europeos y los comienzos de la decadencia del
imperio británico. Claro, aquella contradicción sistémica tenía que concluir en
una conflagración mundial en tanto y cuanto ya Washington tenía en proyecto su
“unipolaridad global”.
Lo
inmediato anterior es un ejemplo de “hecho histórico” que nos ayuda y colabora
con las actuales circunstancias por las cuales está atravesando Venezuela.
En
el marco analítico de la realidad actual por donde gira Venezuela, el de las
conspiraciones para “tumbar a Maduro” y, en consecuencia, “acabar con el
proceso bolivariano y chavista”, es de obligada reflexión poner en contexto el actual
escenario mundial en “desarrollo en su
plenitud”.
Es
demostrable, no lo decimos nos, la entrada en la “decadencia relativa” del imperio norteamericano cuando se está
sucediendo el desarrollo dialéctico interno de Rusia no solo en lo económico y
militar sino en la propia esencia significada de la “rusificación” del país,
Rusia. Junto a esa realidad indiscutible percibimos por obviedad el desarrollo
de China no solo en lo económico como su impacto en lo social a la vez en su
desarrollo militar y, fundamental, en su evolución y desarrollo tecnológico de
5ta y 6ta generaciones, por cierto, con la incorporación de las matemáticas.
Es
decir, los EEUU de América en sus lógicos análisis capitalistas en permanentes
equivocaciones consideró que con expresiones de calle, como las revoluciones de
colores, las invasiones y guerras, el comercio bilateral y las sanciones, iban
a poder controlar los crecimientos socio-económicos y militares de Rusia y
China, iban a poder imponer “sus criterios” políticos en el marco de la
“unipolaridad” cuando ésta, la unipolaridad, ya ha entrado en franco declive
global por dos razones: la primera, la crisis socio-económica interno-nacional
norteamericana y las escases por declive de sus materias primas excepto, eso
si, en el mundo agrícola estadounidense.
Es
decir, el mundo camina hacia una nueva
geopolítica cual en su transversalidad dividirá al mundo capitalista en
decadencia en tres regiones fundamentales: Rusia, China y los EEUU de América
quedando África como “botín final”.
En
el simple análisis actual de esa realidad en “desarrollo pleno” observamos la importancia de Rusia en lo
energético tanto para la Europa continental como para China, Japón, Sudeste
Asiático e incluso la India mientras que China dependerá, fundamentalmente, de
la energía rusa y de los países del Mar Caspio, siendo una “muralla de contención” a los avatares posibles y futuros de los
EEUU de América junto con sus “socios y aliados” capitalistas. Ello no
significa que los centros petroleros iraní y arábigos se encuentren fuera de la
ecuación ajedrecista sino que tendrán cada uno aprender a jugar este juego de
la nueva geopolítica mundial.
En
ese marco de referencia, los EEUU de América objetiva sus propias debilidades y
se asume como nuevo conductor de los
destinos de los países al sur del río Bravo como al sur de la península de la
Florida y es en ello que ha venido conspirando con desparpajo contra los
gobiernos titulados como de izquierda de la Región americana y los gobiernos de
corte socialista como son Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela junto con
algunos países dignos del Caribe.
En
ese contexto es obvio que el país con mayores objetivos para el Poder de
Washington es Venezuela por las realidades no solo en materias primas y agua,
flora y fauna sino también por su posición geo-estratética de control de
“entrada y salida” de todos los países latinoamericanos. No nos olvidamos de la
importancia vital de México.
Para
Washington (se
fijan que no nombro ni a Obama ni a Trump sino a Washington) es
de vital importancia geo-estratégica en
obligación no-discutible el control total de Venezuela dejando en el
tintero tanto a la ODCA como a los
“europeos-comunitarios” cuando ese control significa el mantenimiento de la
vitalidad del sistema capitalista estadounidense frente a sus dos enemigos
indiscutibles como son Rusia y China.
Es
en ese discurso que se encuentra colocado el enfrentamiento del actual gobierno
estadounidense con el Gobierno del Presidente constitucional, Nicolás Maduro Moros.
¿Pueden los EEUU de América
sentarse a negociar con el Gobierno de Maduro Moros?
Claro
que podrían pero el objetivo de control absoluto
en la neo-Política de Estado del Poder
norteamericano es ese control absoluto de Venezuela en toda su
significación y es evidente que el Gobierno venezolano, su Presidente Maduro
Moros, como lo sistémico-nacional venezolano “no cuadran” con ese obligante objetivo del imperio norteamericano no
solo por ser “el imperio” junto con su política imperialista sino también como “controlador absoluto” de los destinos
de Venezuela y sus sociedades. No olvidemos aquel proyecto de transformación de
la FANB que tanto denunció y repitió
hasta el hartazgo (cansancio
vehemente) Hugo Rafael Chávez Frías. Aquel proyecto fracaso en un
solo día: “4 de febrero de 1992”,
curiosamente, porque así es la Historia, impredecible.
En
las actuales circunstancias, el proceso revolucionario venezolano, bolivariano
y chavista en “unión cívico-militar”, se encuentra en un momento de profunda
realidad revolucionaria que podría dar un “salto adelante” sí ocurriera un
catalizador inesperado cual podría producirse por la soberbia de varios actores
importantes, a saber: Donald Trump, Iván Duque, Mike Pence, MikePompeo y John
Bolton acompañados por el “Grupo de Lima” dejando afuera tanto a los “comunitarios” como a la ODCA cuando así hemos podido observar con
el fracaso de la “Misión Sebatián-Piñera”
en la ciudad de Cúcuta.
UNIDAD,
LUCHA, BATALLA, VICTORIA.
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