Alberto Nolia "Los Papeles de Mandinga"

Alberto Nolia
Caracas.- La protección del Tareck el Aissami a sus parientes los Mackled es de vieja data. Tan temprano como abril de 2005 el Banco de Venezuela, que todavía era privado y pertenecía al Grupo Santander, de la familia española Botín, detectó movimientos irregulares de dinero en las cuentas de los narcotraficantes carabobeños. Los Mackled efectuaban enormes depósitos que, una vez ingresados al sistema financiero legítimo, se movían a otras cuentas. El Tareck, cuando manejó la Misión Identidad, dotó a los Mackled y a sus esbirros, de cientos de cédulas y pasaportes con variados nombres. Con ellos abrían cuentas en numerosos bancos dentro y fuera del país. De hecho, la operación que culminó en el allanamiento de la finca, el decomiso de 388 kilos de cocaína y la captura de los hermanos Abdalá, Basel y Alex Mackled, se realizó en el máximo secreto, pero a lo interno. El CICPC y la ONA no informaron los detalles del plan hasta minutos antes de su ejecución al entonces ministro de Interior y Justicia. Aún así, Walid Mackled logró escapar.
En las últimas semanas, Henrique Capriles, el Enchufado Oral, ha dicho al menos dos docenas de veces que una medida oficial era una cortina de humo. La última imbecilidad fue cuando aseguró que la expulsión de “diplomáticos” gringos era un “pote de humo para ocultar la crisis”. La primera pregunta que genera esa imbécil declaración es a cuál crisis se refiere, pues en Venezuela no hay ninguna. La otra es que hacen falta dosis gigantes de estulticia para afirmar –y no digamos para creerse- que se genera un conflicto internacional de grandes proporciones, con expulsión de quienes hacen el papel de embajadores. En todo caso, el Enchufado Oral le exige muy poco a sus asesores, pues se limita a repetir el disquito rayado de la cortina de humo.
Por cierto, el gobierno estadounidense se ve que tiene a los mismos asesores ineptos del Enchufado Oral. También dice que fue una cortina de humo para distraer de los problemas nacionales. El nombramiento de Phil Laidlaw como encargado de negocios es irrelevante, pues cualquier diplomático gringo hará lo que le ordene el Departamento de Estado y allí no se percibe un cambio de políticas hacia Venezuela. No hay posibilidades de normalizar las relaciones, y más bien se avanza hacia la ruptura, pues el Imperio no entiende que tiene que respetarnos. Nicolás Maduro apunta hacia la casi inevitable suspensión de relaciones, cuando dijo que podría expulsar a todos los funcionarios gringos si irrespetan nuestra soberanía.
En materia de lucha contra la inseguridad, los ciudadanos de vez en cuando reciben buenas noticias. Una de ellas, y bastante frecuente, es que cada vez que el CICPC u otro organismo libera a un secuestrado, casi siempre le da su merecido a los secuestradores.
Como no podía ser de otra forma, la Sociedad Interamericana de Prensa acusa al rrrégimen venezolano de estar estrangulando a la prensa libre, por la vía de generar escasez de papel, tinta, planchas y otros insumos para la impresión. El “pequeño” detalle que olvida la SIP es que esa escasez afecta sobre todo a los periódicos chavistas, en general con muy pocos recursos y casi siempre sin rotativa, es decir, que se ven sometido a las maniobras de los dueños de imprenta, que aprovechan la escasez parea elevar los precios y dejar fuera de circulación a las publicaciones chavistas. Los “grandes” diarios no tienen ese problema, pues acumulan enormes inventarios, hasta el punto de darse el lujo de vender papel a periódicos pequeños, eso sí, que sean escuálidos.
Las estúpidas políticas de seguridad promovidas por Tareck el Aissami y Soraya al Achkar, están causando una verdadera sangría en los cuerpos policiales. En lo que va de año, sólo en Caracas el hampa lleva 69 policías y guardias nacionales asesinados. Casi el 100 por ciento de estos homicidios está impune, pues la Soraya y la Dirección de Derechos Fundamentales del Ministerio Público impiden que los mismos compañeros de las víctimas busquen a los culpables. En las últimas semanas se incrementó la tasa de funcionarios liquidados por hampones, pues los persiguen para quitarles el arma, además de vengar arrestos practicados por esos funcionarios. Lo más grave es que la generalidad de los asesinados son honestos, y por ello susceptibles de la venganza hamponil.
El subdirector de la Policía Nacional Bolivariana, Eduardo Contreras, no tiene dudas sobre cuál es la causa del incremento del asesinato de funcionarios: la ley desarme.  El jefe policial declaró que “ante el plan de desarme implementado, los antisociales salen a despojar a los uniformados de sus armas, que constituyen su principal instrumento para la comisión de robos. Los funcionarios son fáciles de identificar, los delincuentes los pescan y los persiguen para matarlos y apoderarse de las pistolas". Como se ve, el único efecto de la ley propuesta por el justiciero ladrón Juan Carlos Caldera, comprada por el Tareck y sus pajúos, es el asesinato masivo de policías. Dicho sea de paso, canallas como el Tareck o la Soraya al Achkar no dan el menor signo de arrepentimiento, ni rinden cuenta de los resultados de esa ley maligna.
Para quienes todavía tienen dudas sobre la calaña de la oposición y sus planes de sabotaje. En los últimos días, y será así hasta el 8D, montan guarimbas en cualquier lugar estratégico del país. Amparados en la cobardía de las autoridades, grupos de una docena o menos de facinerosos, trancan las principales vías de circulación, a veces durante horas. Además, tienen planes para sabotear el Metro y otros sistemas de transporte masivo. El martes, tres sicarios escuálidos colocaron enormes rocas en las vías del tren cerca de la estación Charallave Norte. Con eso buscaban producir un choque y descarrilamiento, que habría causado una gran pérdida de vidas. Como es habitual en los sabotajes, incluyendo los eléctricos, los autores materiales lograron fugarse.
El gobierno español anda repartiendo generosos sobornos en varias dependencias, para lograr la deportación administrativa del refugiado vasco Asier Gurudi. Mientras los corruptos y narcos intentan robarle sus armas a los ciudadanos que las portan legalmente, policías españoles actúan armados contra personas que están bajo la protección de Venezuela, en muchos casos por petición del mismo gobierno español.
Ni uno solo de los organismos involucrados, ha dado explicación ni informado sobre la rescisión de contrato con la empresa Kapacita, propiedad de una colombiana agente de Estados Unidos llamada Beatriz de Majo. Entres estratégicos como la Cancillería, Cicpc y los bancos de Venezuela y del Tesoro figuran en la lista de clientes que reciben asesoría de esa compañía. Ello implica que todos los datos de dichos organismos legan al gobierno estadounidense. Beatriz de Majo es esposa de otro agente transnacional, Gustavo Roosen, personaje de proverbial ineptitud, que salió del Grupo Polar a ocupar altos cargos en los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera.
Por cierto, la tal Beatriz de Majo fue la misma que en un programa de Televen afirmó que los venezolanos son flojos, borrachos y otras cosas similares. En un arranque de cursilería y complejo de inferioridad, dijo que sus antepasados son ingleses y holandeses. Lo que no se entiende es que con esa ascendencia sus apellidos sean “de Majo” y “Cano”, de claro origen español. Ningún chavista comprende cómo se le renovó la concesión a Televen cuando en su parrilla mantiene a disociados como la Majo, Carlos Fernandes, o Mónica Fernández, la juez que ordenó la captura de Ramón Rodríguez Chacín durante la efímera dictadura de Carmona Estanga.
Cianuro en gotas apareció en diciembre de 2001, cuando la debilidad mediática del chavismo era absoluta. Lo elaboraba la misma Unidad de Análisis que aún ayuda en su preparación. Actualmente, hay un cerco electrónico contra el periodista Alberto Nolia, promovido por Tareck el Aissami, quien intenta silenciarlo en los medios digitales, tras haber logrado el cierre de Los papeles de Mandinga en VTV. Es un claro e inconstitucional intento de censura por parte de un funcionario. Para romper ese cerco, agradecemos que envíe estos textos a su lista de correos, esté o no de acuerdo con su contenido



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